La articulacion del pulgar

Se dice que el pulgar es oponible porque puede trabajar en una dirección opuesta a la de los otros cuatro dedos.

Se trata de una habilidad que adquirieron los homínidos, nuestros primeros antepasados.

Hace millones de años, algunos primates o monos dejaron de caminar sobre las cuatro patas y empezaron a desplazarse colgándose de las ramas de los árboles.

Este hecho fue muy importante, porque culminó en la posición erecta del ser humano, es decir, la facultad de mantenernos erguidos sobre dos piernas.

Cuando el antepasado del hombre comenzó a adoptar la postura erecta, empezó a utilizar las manos para coger alimentos o piedras. El pulgar se hizo entonces más corto y se desarrollo como un dedo oponible, para permitir la acción de pinza de los dedos.

La articulación que permite que el pulgar trabaje en una dirección opuesta a los otros dedos está situada en la base del pulgar, entre un hueso de la muñeca, llamado trapecio, y el primer hueso de la mano.

La articulación del codo

En el codo, se articula el húmero con los dos huesos del antebrazo: el cúbito y el radio.

En realidad, en el codo hay tres articulaciones: una articulación entre el húmero y el cúbito; otra, entre el húmero y el radio; y, por último, una tercera articulación entre el radio y el cúbito.

Las tres articulaciones están protegidas por una cápsula articular, recubierta por unos ligamentos eláticos y resistentes, situados a ambos lados del codo.

La unión entre el húmero y el cúbito es una articulación troclear. Como expliqué en posts anteriores, la forma del extremo del húmero es parecida a una silla de montar, en cuya parte central se adapta el extremo del cúbito.

La articulación del húmero con el radio es diferente: una parte del extremo del húmero es redondeada y entra en una cavidad del radio.

El cúbito y el radio, los huesos del antebrazo, también están unidos a través de las llamadas carillas articulares.

Estas formas de articularse los huesos dan al codo dos clases de movimientos.

Gracias a la articulación entre el húmero y el cúbito, podemos realizar los movimientos de flexión y extensión del antebrazo.

La articulación entre el húmero y el radio y entre el radio y el cúbito nos permite efectuar los movimientos de giro del antebrazo. Es el movimiento que hacemos cuando utilizamos un destornillador o cuando giramos una llave en una cerradura.

La articulación del hombro

La articulación del hombro permite gran variedad de movimientos. Podemos subir y bajar los brazos, moverlos hacia delante y hacia atrás o hacer movimientos de rotación, casi como si nuestros brazos fueran las aspas de un molino.

En el hombro, tenemos dos clases de articulaciones.

Una articulación une la clavícula con el omóplato, a través de ligamentos muy resistentes. Esta articulación tiene poca movilidad, pero la unión de los omóplatos y la clavícula y de ésta con el esternón contribuye a formar la caja torácica.

Otra articulación del hombro es la unión del húmero, el hueso del brazo, con el omóplato. Es la articulación de nuestro cuerpo con más amplitud de movimientos.

El extremo del húmero o cabeza humeral es redondeado. Se inserta en una cavidad del omóplato, llamada cavidad glenoidea, que se adapta a la forma redondeada del húmero.

A la cavidad glenoidea se halla fuertemente unido el músculo bíceps, recubierto de líquido sinovial. Toda la articulación del hombro está además protegida por la cápsula articular, mientras que el húmero y el omóplato se hallan unidos por ligamentos muy resistentes.

Si el húmero sale de la cavidad del omóplato, se produce una luxación de hombro.

Las articulaciones principales del esqueleto

Como ya he explicado en artículos anteriores, la funcion de las articulaciones es la de facilitar el movimiento; por ello, en nuestro esqueleto hay numerosas articulaciones móviles.

Pero la función de otras articulaciones es más de unión de algunas partes del esqueleto y tienen poca movilidad.

En la cadera, se articulan el fémur, el hueso más largo y resistente del cuerpo, con cada uno de los huesos coxales que forman la pelvis. Es una articulación con gran movilidad y muy resistente. Por ello, la cápsula articular que recubre la articulación de la cadera es la más sólida del cuerpo.


En la muñeca, hay varias articulaciones entre numerosos huesos pequeños y planos, que se mantienen unidos por fuertes ligamentos.

Los músculos y los huesos del tobillo y del pie han de ser resistentes para sostener todo el peso del cuerpo. La misión de las articulaciones es unir los huesos y permitir los movimientos del tobillo y del pie. En ello desempeñan una función fundamental los ligamentos, que deben mantener además la forma arqueada de la planta del pie.

Además de las que acabo de mencionar, en nuestro esqueleto hay otras articulaciones, que cumplen importantes funciones en el movimiento. En los próximos artículos te describiré las principales:
  • El hombro.
  • El codo.
  • La rodilla.

Las articulaciones y ejercicios increíbles

¿Sabías ue los ejercicios más "increíbles" son posibles gracias a las articulaciones? Más de una vez, habrás visto una exhibición de gimnasia rítmica. ¿No has pensado que algunos ejercicios parecían muy difíciles?

Sin embargo, esos ejercicios y todos los movimientos que es capaz de realizar nuestro cuerpo son posibles gracias a las articulaciones.


Desde luego, la gimnasia rítmica exige un intenso y constante entrenamiento para desarrollar la elasticidad de los ligamentos que recubren las articulaciones principales del cuerpo, como los hombros, los codos, las caderas y las rodillas.

Estos ejercicios son también posibles porque con entrenamiento se consigue mayor elasticidad en la columna vertebral. Ésta puede arquearse, encorvarse y realizar movimientos laterales porque la articulación que une las vértebras, llamada disco intervertebral, es parecida a una arandela de goma, elástica y resistente.

El esqueleto humano puede ser, pues, muy flexible y realizar muchos movimientos diferentes por medio de las articulaciones.

Los ligamentos

Para evitar que durante el movimiento, los huesos puedan estirar en exceso la cápsula articular, o incluso desgarrarla, las articulaciones se encuentran recubiertas también por los ligamentos.

Los ligamentos son una especie de cuerdas elásticas, similares en su estructura a los tendones musculares; pueden ser muy resistentes, pero también pueden tener, al mismo tiempo, una gran elasticidad.

En la mayoría de las articulaciones, los ligamentos se encuentran por la parte exterior de la cápsula articular y están unidos a los dos huesos de la articulación.

Pero en algunas articulaciones, como la cadera y la rodilla, los ligamentos está dentro de la cápsula articular, lo cual da más resistencia a la articulación. Tales son los casos de los ligamentos redondos de la cadera y de los ligamentos cruzados de la rodilla.

Los ligamentos mantienen los huesos unidos, permitiéndoles realizar los movimientos de la articulación, pero evitando que hagan otros movimientos.

Las articulaciones más pequeñas, como las de la muñeca y la mano o las del tobillo y el pie, también están protegidas por haces de ligamentos.

En la mano y en el pie, las articulaciones están formadas por huesos pequeños y la funión de los ligamentos es muy importante para mantener unidos los huesos y dar fuerza a las articulaciones.

Los ligamentos pueden ser más cortos o más largos, más resistentes o más elásticos, según el trabajo que hayan de realizar en cada articulación.

El menisco

Si eres aficionado al fútbol, seguro que para ti la palabra menisco resulta familiar. Pero ¿sabes qué son exactamente los meniscos?

Son cartílagos duros que se encuentran en las articulaciones que tienen más movilidad. Se hallan situados entre los extremos de algunos huesos y su misión es aumentar el contacto entre los dos extremos, para que el esfuerzo quede mejor repartido.

Los meniscos más "conocidos" son los que se hallan en la articulación de la rodilla. Son dos y parecen anillos rodeando la rodilla, uno por el lado exterior y otro por el interior.


La misión de los meniscos de la rodilla es muy importante para que el esfuerzo que debe realizar el fémur quede repartido en todo el extremo de la tibia. No en vano, el fémur, en el muslo, y la tibia, en la pierna, sostienen casi todo el peso del cuerpo.

Pero además de ser resistente, la articulación de la rodilla tiene mucha movilidad. Los meniscos desempeñan también una importante función en la movilidad de la rodilla. Suavizan el roce entre los cartílagos que recubren el fémur y la tibia, facilitando los movimientos de la rodilla.

La cápsula articular

El cartílago y la membrana sinovial están protegidos por una membrana muy resistente, llamada cápsula articular.

Una de las funciones de la cápsula articular es actuar como una capa protectora de la articulación.

Se encuentra alrededor de la membrana sinovial, envolviendo y protegiendo toda la articulación.

Pero la cápsula articular tiene también otra misión muy importante. Se encuentra unida a los huesos de la articulación por una especia de tendones muy delgados. La cápsula articular "sujeta", por lo tanto, los huesos e impide que se produzca un desplazamiento excesivo de alguno de ellos.


Para ello, la cápsula articular está formada por dos tipos de tejido: un tejido fibroso y espeso, que envuelve la articulación; y algunas fibras más largas, que están unidas a los músculos y los tendones para mantener los huesos unidos.

La cápsula articular actúa como una goma lo bastante elática para que todos los elementos de la articulación cumplan su función de hacer posible el movimiento, pero también lo bastante resistente para que los huesos no se desplacen excesivamente.

Uno de los huesos de la articulación se puede desplazar de su sitio a causa de una caída grave o por un golpe violento. Esta lesión se conoce con el nombre de luxación.

La luxación o desplazamiento del hueso, lesión que se explicará en futuros artículos, lleva casi siempre consigo que el hueso se salga de la cápsula articular y la desgarre.

La membrana sinovial

En el cartílago hay dos partes: una externa y otra interna. Esta última está formada por la membrana sinovial.

La membrana sinovial es como una bolsa que envuelve la articulación por la parte interior y segrega el líquido sinovial.

Igual que el aceite del motor de un coche lubrifica, es decir, suaviza los rozamientos entre las partes del motor, el líquido sinovial es el "aceite" de nuestras articulaciones: lubrifica los cartílagos que recubren los extremos de los huesos. Así es menor el roce entre los cartílagos de cada hueso y son más fáciles y suaves los movimientos de la articulación.


Como sabes, las células que fabrican el tejido óseo y el tejido muscular se alimentan con los vasos sanguíneos que llegan al hueso y al músculo. En las articulaciones, sin embargo, no existen vasos sanguíneos. El tejido sinovial tiene entonces otra misión: la de alimentar a las células que fabrican los tejidos de las articulaciones.

La fabricación del líquido sinovial es automática: a cada movimiento de la articulación, la membrana sinovial segrega una pequeña cantidad de líquido.

El cartilago

En todas las articulaciones hay cartílago. Es un tejido conjuntivo, compuesto, como el tejido óseo y el tejido muscular, por fibras muy resistentes, pero que también son elásticas y flexibles.

El cartílago forma una capa muy fina que recubre los extremos de los huesos en las articulaciones. Su misión es que cuando el músculo mueve los huesos, éstos se deslicen con suavidad.

Si los extremos de los huesos no estuvieran recubiertos de cartílago, se desgastarían, debido al roce continuo. La artrosis, que es una enfermedad de las articulaciones que te explicamos más adelante, se caracteriza precisamente porque desgasta primero el cartílago y luego comienza a desgastar el hueso.


El cartílago actúa además como un "colchón". Cuando nos damos un golpe en una parte del cuerpo, el cartílago evita que el golpe repercuta en otros huesos.

Las articulaciones trabajan sin descanso a todas horas, durante todos los días del año; por ello, el cartílago que recubre los extremos de los huesos puede llegar a desgastarse. Pero si el cartílago está sano, posee la capacidad de fabricar nuevas células para sustituir el cartílago viejo y gastado.

Las partes de las articulaciones

Los huesos de diferentes partes del equeleto se unen entre sí en las articulaciones.

Las articulaciones están preparadas para que la unión entre los huesos se realice de tal forma que, en condiciones normales, el movimiento de distintas partes de nuestro cuerpo se efectúe sin esfuerzo.

Para ello, en cada articulación hay diferentes elementos, cuyas funciones son asegurar y facilitar el movimiento de unas partes del esqueleto y mantener otras partes sólidamente unidas.

En las articulaciones, por lo tanto, no tenemos únicamente huesos. Hay también clases distintas de tejidos que protegen la articulación. Hacen más suave el roce entre los huesos y mantienen éstos firmemente unidos.

Los elementos que se hallan en la mayoria de las articulaciones son:

  • El cartílago.
  • La membrana sinovial.
  • La cápsula articular.
  • Los meniscos.
  • Los ligamentos.

Las articulaciones móviles o diartrosis

En las articulaciones móviles, los huesos se mueven mucho más que en las articulaciones semimóviles que comenté en la entrada anterior.

Las articulaciones que permiten que los huesos tengan más movilidad se llaman diartrosis, y son el origen de la myor parte de movimientos que podemos realizar.

En estas articulaciones los extremos de los huesos están recubiertos por cartílago. Cuando movemos alguna articulación móvil - el hombro, el codo, la rodilla, etc. -, el cartílago amortigua el roce entre los huesos.

En las articulaciones móviles, los extremos de los huesos tienen formas diferentes y se articulan de distintas maneras. Éstas son las principales clases de articulaciones móviles:

  • Articulación de superficies esféricas. El extremo de uno de los huesos es redondeado y entra en una cavidad situada en el extremo del otro hueso, como la articulacion entre el homóplato y el húmero.
  • Articulación condilea. Uno de los huesos es alargado y se ajusta perfectamente en una cadidad del otro hueso, llamada glenoidea; es condilea la articulación entre el hueso temporal y el maxilar inferior.
  • Articulación en silla de montar. El extremo de uno de los huesos tiene la forma de una silla de montar, sobre el que el otro hueso monta como un jinete: articulación entre el trapecio y el metacarpio en el pulgar.
  • Articulación troclear. Tiene una forma parecida a una polea; es troclear la articulación existente entre el húmero y el cúbito en el codo.
  • Articulación trocoide. Parecido a un cilindro que da vueltas sobre un eje, como la articulación entre el radio y el cúbito.
  • Articulación artrodia. Es una articulación entre huesos planos, como los huesos de la muñeca.

Las articulaciones semimóviles o anfiartrosis

Las articulaciones que tienen un pequeño movimiento se llaman anfiartrosis.

En estas articulaciones, hay un cartílago duro, que articula con fuerza los huesos. Pero además de ser resistente, este cartílago es flexible.

Por ello, algunas articulaciones en anfiartrosis son semimóviles, es decir, permiten algunos movimientos a los huesos.


Las anfiartrosis pueden ser de dos clases: las que tienen y las que no tienen movimiento.

Con movimiento

Las vértebras de la columna vertebral están unidas por un cartílago fibroso, llamado disco intervertebral.

El disco intervertebral es muy resistente y une firmemente las vértebras; pero es también flexible y gracias a ello, nuestra columna vertebral puede encorvarse y arquearse.

Sin movimiento

Los huesos coxales son dos huesos grandes y planos; cada uno forma una cadera y los dos juntos, unidos a las vértebras sacras de la columna vertebral, forman la pelvis.

Los huesos coxales están unidos por una articulación en anfiatrosis, llamada sínfisis del pubis.

La sínfisis, es decir, la articulación de los huesos coxales, es muy resistente y carece prácticamente de movimiento.

Las articulaciones fijas o sinartrosis

Los extremos de los huesos que forman las principales articulaciones tienen formas diferentes. Debido a ello, los huesos se articulan unos con otros de varias maneras y tienen distintas posibilidades de movimiento. Según los movimientos que nos permiten realizar, las principales articulaciones son: fijas, semimóviles y móviles.

Las articulaciones fijas se llaman sinartrosis. La forma en que están unidos los huesos del cráneo es el ejemplo más claro de articulación fija o sinartrosis.

Las uniones entre los huesos del cráneo, es decir, las articulaciones, son también muy parecidas a las líneas de separación entre las piezas de un puzzle. Son líneas quebradas y en zigzag, llamadas suturas.


Esta forma da más resistencia a las articulaciones del cráneo, haciendo que los huesos estén fuertemente unidos. De este modo, proporcionan una sólida protección al cerebro.

En el feto y en el recién nacido, las articulaciones entre los huesos del cráneo se encuentran separadas. Esta separación entre las articulaciones se denomina fontanela.

Gracias a las fontanelas, el cráneo del feto es blando y no suele sufrir lesiones en el momento del parto.

Poco después del nacimiento, las fontanelas comienzan a cerrarse y las articulaciones entre los huesos del cráneo empiezan a soldarse.

Algunos huesos de la cara también están unidos por articulaciones fijas, pero no forman una línea en zigzag o sutura com las articulaciones del cráneo.

Las articulaciones, las especialistas del movimiento

En los músculos se almacena la fuerza necesaria para que nuestro cuerpo realice numerosos movimientos. Pero la capacidad del músculos para transformar la fuerza en movimiento depende de la forma y disposición de los huesos y de los movimientos que nuestro esqueleto puede realizar.

El número y la amplitud de estos movimientos corresponde a las articulaciones.

Las articulaciones son una parte del aparato locomotor, junto con los huesos y los músculos. Partes distintas de nuestro esqueleto están articuladas, es decir, se mueven unas sobre otras. Este movimiento es posible porque en las articulaciones los huesos se deslizan entre sí para llevar a cabo el movimiento iniciado por el músculo.

Muy pocos de los movimientos que realiza nuestro cuerpo son sencillos. Para que un atleta flexione y extienda las piernas para saltar vallas, varios músculos del muslo - los cuádriceps y el bíceps femoral - deben relajarse y contraerse al mismo tiempo para que el fémur y la tibia se articulen en la rodilla.

En nuestro cuerpo, hay más de doscientas articulaciones. Unas se encargan del movimiento de distintas partes del esqueleto, mientras que otras tienen poco movimiento y su función es sostener y mantener unidas otras partes del esqueleto.


Algunas articulaciones que tienen mucha movilidad, como el hombro, aumentan los movimientos de otras articulaciones con menos movilidad, como el codo.

Haz una prueba. Mueve el codo sin mover el hombro y comprobarás que puedes extender y flexionar el antebrazo y girarlo. Mueve ahora el hombro y el codo juntos, y verás que puedes realizar una gran cantidad y amplitud de movimientos.

Algunas articulaciones tienen pues movimientos limitados, pero cuando trabajan en equipo con otras, pueden realizar más movimientos.

La movilidad de las vérteberas, por ejemplo, es limitada; pero trabajando todas juntas, nos permiten encorvar y arquear la espalda y moverla lateralmente. La flexibilidad de la columna vertebral se debe, por lo tanto, a la acción de un conjunto de articulaciones.

En la muñeca, hay también varias articulaciones. El trabajo conjunto de estas articulaciones nos permite flexionar y girar la mano.

Las principales articulaciones "especializadas" en el movimiento se enuentran situadas en el hombro, el codo, la muñeca, la cadera, la rodilla y el tobillo.

Las articulaciones cuya función es unir partes importantes del equeleto están entre las vértebras y en la cadera.

Los músculos: juegos y recursos multimedia para el aula

Hace una semana publiqué una entrada con juegos de huesos y vídeos sobre el esqueleto humano. En esta ocasión quiero presentaros un compendio de juegos y recursos multimedia para aprender y consolidar los conocimientos aprendidos sobre los músculos del cuerpo humano.

En primer lugar os presento una animación que marca los principales músculos del cuerpo humano, al pinchar sobre cada punto marcado aparece el nombre del músculo.



La segunda animación es un pequeño juego en forma de test para consolidar los nombres de los músculos. El juego presenta una serie de nombres de músculos y tú has de arrastrarlos a su posición en el cuerpo humano. Cuando hayas completado todos los músculos no olvides corregir tu solución.



Este otro juego es algo más interactivo dado que el interlocutor te va preguntando uno a uno una serie de músculos que tu habrás de emplazar sobre el cuerpo humano, tras cada pregunta el interlocutor te dice si tu respuesta ha sido correcta. Dado que también tiene un pequeño test para los huesos, recuerda seleccionar el test sobre la musculatura.


En este conglomerado de recursos para aprender sobre los músculos no podía faltar el capítulo correspondiente de "Erase una vez... la vida". Se trata de dos vídeos de youtube dedicados a los músculos. Ahora bien, no sólo explica el tema de la musculatura, sino que también incide en las múltiples bondades de hacer deporte.



Los músculos: ficha resumen

Tipos de músculos

Según la clase de tejido que forma el músculo, se pueden distinguir tres tipos de músculos: músculos esqueléticos, músculos lisos y músculo cardíaco.

  • Los músculos esqueléticos son los que realizan movimientos voluntarios. Estos músculos nos permiten movernos y desplazarnos de un lugar a otro. Están unidos a los huesos, a otros músculos y a las articulaciones. Son músculos voluntarios la lengua, los bíceps y los gemelos, por ejemplo. Estos músculos forman alrededor del cuarenta por ciento de nuestro peso corporal.
  • Los músculos lisos son los que realizan movimientos involuntarios. Se encuentran en casi todos los órganos internos, por ejemplo, en la vejiga de la orina, en el esófago, en las arterias, en las venas...
  • El músculo cardíaco se encuentra sólo en el corazón. Éste es un músculo muy potente que late de forma involuntaria, sin parar, durante toda la vida.
También podemos diferenciar los músculos por su forma y su tamaño. Algunos músculos son fusiformes, es decir, en forma de hueso. Estos músculos, como el bíceps, tienen un tendón en cada extremo, que se une a los huesos. Otros músculos tienen forma de círculo, como los músculos orbiculares de los párpados.

Hay músculos muy grandes, como los glúteos y muy pequeños, como el músculo tensor del tímpano.

El funcionamiento de los músculos

Los músculos realizan dos movimientos: uno de contracción y otro de relajación. Cuando los músculos se contraen, se hacen más cortos y más gruesos. Cuando los músculos se relajan, recuperan el tamaño y la forma original.

Los movimientos de contracción y relajación de los músculos del esófago impulsan el alimento hacia el estómago. Los movimientos de contracción y relajación del biceps nos permiten doblar el brazo por el codo.

El aparato locomotor

El esqueleto y la musculatura forman el aparato locomotor. Gracias a la acción conjunta de huesos y músculos podemos movernos y desplazarnos de un lugar a otro.

Cuando un músculo que está unido a un hueso se contrae, disminuye de tamaño y tira del hueso. Cuando el músculo se relaja, recupera el tamaño original y el hueso vuelve a su posición inicial.

Enfermedades de los músculos

Veamos dos enfermedades bastante interesantes con respecto a los músculos. La primera de ellas es la miositis, la segunda, la miastenia.

La miositis es una inflamación del músculo, ocasionada normalmente por un golpe violento. Los jugadores de fútbol o de otros deportes en los que sea fácil recibir patadas en las piernas pueden sufrir miositis o inflamación del músculo. La miositis provoca un dolor muy intenso cuando se mueven el brazo o la pierna heridos.

Por otro lado, la miastenia es una enfermedad grave de los músculos, aunque es poco frecuente. Consiste en una debilidad muscular que lleva a una pérdida progresiva de la fuerza de contracción de los músculos. Véase un ejemplo de lo que puede causar la miastenia.



El dolor muscular

Seguramente conoces muy bien el agudo dolor que producen las agujetas, y, en más de una ocaión, habrás renegado de ellas, porque convierten casi en un esfuerzo sobrehumano movimientos tan simples como avanzar una pierna para intentar subir una escalera. Pero ¿sabes como se producen las agujetas?

Los alimentos del músculo son la glucosa y el oxígeno aportado por la sangre, cuando existe un buen tono muscular, es decir, cuando el músculo está bien alimentado y bien entrenado, el músculo realiza normalmente su trabajo, incluso aunque se le someta a una actividad física intensa.

Pero cuando un músculo desentrenado se ve sometido a un ejercicio físico excesivo, debe fabricar glucosa por sí mismo para hacer frente a la repentina necesidad de energía. Esta producción de glucosa deja unos residuos que se acumulan en el músculo. Estos residuos, llamados ácido láctico, son los que causan las agujetas.

Por eso tienes agujetas cuando has realizado una intensa actividad física sin haber efectuado antes un entrenamiento regular y progresivo.

La mejor forma de evitar las agujetas es la práctica habitual de ejercicio físico. pero no está de más que bebas un preparado a base de glucosa o que tomes un terrón de azúcar antes de empezar el ejercicio físico.

Por otro lado, te estarás preguntando ¿qué son los calambres? Esos molestos calambres que, en más de una ocasión, habrás sufrido se producen porque un músculo o grupo de músculos se contraen por sí solos, sin que intervenga para nada nuestra voluntad.



Podemos tener calambres en diversas partes del cuerpo, pero los más afectados son los músculos de la pantorrilla, sobre todo cuando realizamos un ejercicio físico intenso y prolongado.

Practicar un deporte cuando hace frío y sudamos a causa del esfuerzo o realizar una actividad muscular excesiva y repentina acaban, con frecuencia, en la aparición de calambres.

Como seguramente sabes muy bien, el calambre es muy doloroso e impide mover el miembro agarrotado.

Generalmente es suficiente con dar un ligero masaje sobre la pierna agarrotada para que se relaje el músculo contraído y desaparezca el calambre.

Evitar una lesión muscular

El ejercicio físico es, por lo tanto, beneficioso para mantener en buena forma los músculos y para lograr un buen estado general de salud.

Pero ¿qué cuidados necesitan tus músculos para que la práctica de ejercicio físico no se convierta en un riesgo?

La primera regla es que en tus comidas haya habitualmente alimentos que contengan glucosa (cereales, patatas, frutas, etc.). Pero esto no significa que debas limitarte a estos alimentos. Para mantener en buena forma tus músculos y para que todo tu organismo funcione correctamente, en tu alimentación debe haber un contenido suficiente de proteínas y vitaminas, es decir, debe ser una alimentación equilibrada.


La segunda regla es que seas consciente de tus posibilidades. Exigirles a tus músculos un esfuerzo superior al que pueden desarrollar, sólo te acarreará calambres, agujetas o lesiones.

Esto no significa que debas resignarte y aceptar que hay esfuerzos que tus músculos no pueden superar. Los músculos de tu cuerpo pueden desarrollar cualquier actividad física que te propongas, pero siempre tras un lento y progresivo entrenamiento, para aumentar el tamaño de las fibras musculares.

Después de practicar ejercicio físico o un deporte, es normal sentir fatiga muscular, que es como se denomina al cansancio de los músculos. El mejor remedio es el reposo y la aplicación de masajes, sobre todo en los muslos y las piernas, para que se active la circulación sanguínea en el músculo.

Los músculos, productores de energía

El número de células musculares que fabrican el tejido de los músculos es el mismo durante toda nuestra vida.

Sin embargo, si practicamos ejercicio físico, podemos fortalecer las fibras musculares y, por lo tanto, agrandar el tamaño del músculo.

El ejercicio físico beneficia además a todo el organismo, porque la actividad muscular desarrolla una de las propiedades de los músculos: la de ser productores de energía.

Para fabricar el tejido del músculo, las células musculares necesitan glucosa, un azúcar presente en los alimentos que el músculo asimila en forma de glucógeno.

Cuando realizamos un ejercicio físico intenso, el músculo consume más glucógeno y necesita también más oxígeno.

El aumento de las necesidades de oxígeno, hace trabajar al corazón y a los pulmones a un ritmo más intenso del habitual. Cuando el ejercicio físico es constante y regular, la mayor actividad de los músculos fortalece el corazón y aumenta la capacidad de los pulmones.


La actividad muscular actúa también como reguladora del calor del cuerpo. Por eso, cuando hace frío, bata con que nos movamos para hacer trabajar a los músculos y "entrar en calor".

Los reflejos musculares permiten detectar anomalías del sistema nervioso

Cuando has ido al médico, éste te ha pedido que cruzaras una pierna sobre otra. Tú has obedecido, confiado; pero has sentido deseos de salir corriendo cuando el médico se ha acercado con un pequeño martillo de goma en la mano.

Luego has comprobado que no tenías nada de que temer porque el médico se ha limitado a darte unos golpecitos con el martillo de goma en la rodilla.


Sabes, sin embargo, ¿para qué se hace esto?

Al golpear con un martillo de goma o con el canto de una mano en los tendones o en un músculo, se produce un estiramiento brusco del músculo. Es lo que se llama contracción refleja.

Para provocar este reflejo, no es necesaria la intervención del cerebro. La orden va directamente desde la médula espinal al tendón y de éste al músculo.

La comprobación de los reflejos musculares es muy útil para determinar el estado del sistema nervioso. Si éste sufre alguna alteración, la contracción del músculo puede disminuir o incluso quedar anulada.

Músculos de las extremidades superiores

Recubriendo cada hombro, se encuentran unos músculos llamados deltoides, cuya misión es levantar los brazos y desplazarlos delante y detrás y hacia los lados.

En el brazo, existen dos músculos poderosos, cuyos nombres seguramente te son familiares. Recubren la parte anterior y posterior del húmero, el hueso del brazo.


En la parte anterior, se halla el bíceps. Une el omóplato del hombro con el radio y el cúbito del antebrazo. Cuando se contrae, provoca la flexión del antebrazo... y la conocida "bola", cuyo volumen y dureza seguro que has comparado más de una vez con tus amigos, porque se considera una prueba de fuerza física.

En la parte posterior del brazo, se encuentra el tríceps. Cuando el bíceps se contrae, el tríceps se relaja; y cuando el bíceps se relaja, el tríceps se contrae.

El bíceps y el tríceps son, por lo tanto, músculos antagónicos, que es el nombre que se da a los músculos que realizan funciones contrarias para hacer posible un movimiento determinado; en el caso del bíceps y del tríceps, los movimientos de flexión y extensión del antebrazo.

En el antebrazo, tenemos unos músculos llamados supinadores y pronadores. Gracias a ellos, podemos hacer movimientos de giro con el antebrazo.

También hay en el antebrazo varios músculos encargados de los movimientos de flexión y extensión de la mano y de los dedos.

Músculos del tórax y del abdomen

El tronco es la parte del cuerpo comprendida entre los hombros y la pelvis. En el tronco hay dos partes: tórax y abdomen.

El tórax es la parte situada por encima de la cintura. Contiene delicados órganos de nuestro cuerpo, como el corazón y los pulmones; la parte del esqueleto que protege estos órganos se llama caja torácica.

Los músculos principales del tórax son los pectorales, músculos grandes que al contraerse levantan los brazos, y los serratos, que elevan las costillas cuando expulsamos aire.


La parte inferior del tronco es el abdomen. También se llama cavidad abdominal, y contiene órganos tan importantes como el estómago, el hígado y el intestino.

Entre la cavidad torácica y la cavidad abdominal, existe un músculo largo, llamado diafragma. Tiene una importante misión en la respiración. Cuando inspiramos aire, se contrae empujando las costillas hacia arriba. Éstas se dilatan para aumentar el volumen de la caja torácica, permitiendo así que los pulmones se llenen de aire.

En el abdomen, tenemos otros dos tipos de músculos que también desempeñan funciones muy importantes. Los oblicuous realizan un trabajo inverso al que hace el diafragma. Cuando los pulmones expulsan el aire, se contraen y tiran de las costillas hacia abajo.

El recto es un músculo largo que recubre la zona del vientre y que cuando se contrae permite que podamos doblar la cintura.

Curar la tortícolis: remedios y tratamiento

Está mañana una lectora, Nerea, me comentaba lo siguiente:

Interesante, trabajo en temas de salud y me gusta. Lo expones con claridad aunque también se agradecería la parte práctica de soluciones breves. Los que trabajamos delante del ordenador lo necesitamos :-)

Me gusta corresponder las peticiones de los seguidores y más aun cuando se trata de una petición que puede repercutir en mejorar la salud. Por tanto, voy a tratar de explicar cómo curar la tortícolis, es decir, los remedios y el tratamiento de la tortícolis.

En primer lugar, más vale prevenir que curar, dado que normalmente la tortícolis es adquirida por malas posturas, recomiendo tener especial cuidado en situaciones que puedan originarla, como al utilizar almohadas demasiado altas o bajas a la hora de dormir, pasar mucho tiempo hablando por teléfono o evitar movimientos bruscos del cuello. Las técnicas de relajación y los estiramientos regulares de la zona cervical también reducen el peligro de sufrir tortícolis. Por tanto, un buen hábito es realizar ejercicios de relajación del cuello todas las mañanas al despertarse, después de comer y todas las noches antes de acostarse, he aquí un vídeo con ejercicios de relajación del cuello.


Veamos ahora otras recomendaciones para prevenir la tortícolis:
  • Siéntate en una silla firme para soportar bien la espina dorsal, que al fin y al cabo incluye los huesos en la base del cráneo.
  • Enrolla una toalla y colócala en la base de tu espalda cuando estás sentado, esto alineará mejor tu columna vertebral.
  • Tómate descansos. Si trabajas todo el día con el ordenador o si pasas mucho tiempo de pie, es conveniente siempre cambiar de postura de forma periódica.
  • Levanta la frente. Cuando estés trabajando en un escritorio procura no tener que estar constantemente bajando la cabeza.
  • Cuando trabajas con ordenadores el ojo ha de estar siempre al nivel del monitor, por tanto, alza la disposición del monitor poniendo libros bajo este si es que fuera necesario.
  • Usa colchones firmes para dormir y procura no dormir boca abajo. La postura fetal suele prevenir dolores posturales.
  • Evita el estrés.
  • Cuando haga frío y humedad no olvides proteger tu cuello con algún pañuelo o bufanda.

Ahora bien, si no hemos podido prevenir la aparición de la tortícolis, podemos seguir una serie de consejos para tratar de curarla:
  • Aplicar calor a la zona dolorida, con bolsas de agua caliente o simplemente con un secador.
  • Acudir a un masajista o fisioterapeuta para que trate la zona del cuello.
  • Tomar algún calmante muscular, siempre previo paso por el médico.
  • Si el dolor es muy intenso se puede emplear un collarín cervical hasta que mejore.
Por supuesto, una vez consigas mejorar tu tortícolis no olvides seguir las recomendaciones sobre su prevención.

La tortícolis y sus causas

Como seguramente sabes por propia experiencia, la tortícolis resulta muy molesta, pues prácticamente impide girar la cabeza.

La tortícolis aparece cuando hemos sometido la zona del cuello a una tensión continuada durante mucho tiempo.

Sentados en una postura correcta - la espalda erguida y los glúteos bien asentados en la silla -, el principal esfuerzo lo realizan los músculos de la espalda y los glúteos de la nalga. Pero de forma habitual nos sentamos en una postura incorrecta - cuello y espalda excesivamente inclinados -, el esfuerzo se traslada a dos músculos relacionados con el cuello: el trapecio y el mastoideo.

Debido al esfuerzo extra al que están sometidos, estos dos músculos se contraen, se "agarrotan", y nos producen dolor cuando intentamos girar la cabeza.


Músculos del cuello y de la cabeza

Músculos de la cabeza.

En la cabeza, sobre todo en la cara, tenemos numerosos músculos de pequeño tamaño.

Se incluyen en dos grupos, según el trabajo que realicen: músculos de la mímica y músculos de la masticación.


Músculos de la mímica.

Los músculos de la mímica son delgados y están unidos a los huesos de la piel de la cara. También se llaman músculos faciales.

De los músculos faciales depende la mímica, una facultad que nos diferencia de muchas especies animales y que nos permite manifestar sin palabras nuestro estado de ánimo, o cerrar y abrir los párpados, los ojos, la boca, etc.

Con los orbiculares de los ojos, podemos achicar los ojos hasta que no sean más que una rendija o desorbitarlos cuando sentimos miedo o sorpresa; el buccinador nos permite soplar, o los risorios distienden las comisuras de la boca... para hacernos sonreír.

Músculos masticadores.

Reciben este nombre porque son los músculos que permiten el movimeinto del hueso maxilar inferior, lo que hace posible que podamos masticar los alimentos.

Músculos del cuello.

Los músculos del cuello tienen una misión muy importante: recubren los huesos que unen la cabeza al tronco y permiten la amplitud de movimientos de la cabeza; por ello, los músculos del cuello son gruesos y resistentes.

A cada lado del cuello, hay un músculo muy poderoso con un nombre poco corriente: esternocleidomastoideo. Es el principal responsable de los movimientos de rotación y flexión de la cabeza.

El músculo que recubre la nuca es el trapecio. El trapecio es, en realidad, un músculo del tórax, que cubre toda la parte posterior del cuello. Une la cabeza con algunas vértebras y costillas.

Los músculos del cuerpo

Tenemos más de quinientos músculos con formas y funciones muy diferentes, que están repartidos por todo el cuerpo. Hemos visto las funciones de los diferentes tipos de músculos: recubriendo los huesos, formando parte de las paredes de venas, arterias y otros conductos del cuerpo... incluso el corazón es un músculo.

Sin embargo, cuando hablamos de sistema muscular nos estamos refiriendo a los músculos que forman parte del aparato locomotor, es decir, los músculos que junto con los huesos y las articulaciones hacen posible el movimiento.

En este atlas anatómico puedes ver los músculos principales del aparato locomotor.

La nutrición del músculo

Los músculos consumen mucha energía cuando se contraen par que nuestro cuerpo pueda realizar la gran variedad e movimientos de la que es capaz.

Y la energía que gastan deben suplirla con una alimentación suficiente.

Pero ¿cuál es el alimento que necesita el músculo para realizar correctamente su trabajo?

Los músculos obtienen su alimento básico de una sustancia llamada glucosa.

Contiene glucosa el azúcar, los cereales, las patatas y muchas frutas.

Pero los músculos también necesitan otro tipo de alimento: el oxígeno.

El oxígeno llega al músculo a través de la circulación sanguínea y es imprescindible para que el músculo realice su trabajo en condiciones óptimas.

Cuando se realiza ejercicio físico con frecuencia, el corazón bombea sangre más rica en oxígeno a todo el organismo, y también a los músculos.

Esta alimentación correcta del músculo recibe el nombre de metabolismo aeróbico.

Si realizamos habitualmente poco ejercicio físico y, de repente, sometemos a los músculos a una actividad muy intensa, éstos se ven forzados a optener por sí mismos la glucosa que necesitan.

Pero los músculos deben llevar a cabo la producción de glucosa, su alimento básico, sin contar con el oxígeno suficiente.

Esta alimentación incorrecta del músculo se denomina metabolismo anaeróbico.

Contracción y relajación muscular

El aparato locomotor es, como sabes, la base del movimiento. Está formado por los huesos, los músculos y las articulaciones.

Los músculos de fibra estriada que, como hemos explicado, son los que forman parte del aparato locomotor tienen una misión muy concreta: hacer posible el movimiento de las distintas partes del esqueleto. Para ello, los músculos están unidos por los tendones a los huesos y éstos, separados entre sí por las articulaciones.

El movimiento se produce por la contracción y la relajación del músculo.

La contracción muscular. Cuando por una orden del cerebro, las fibras formadas por células de actina se superponen sobre las de miosina, el músculo se contrae; se reduce entonces su longitud y aumenta su grosor.

Como el músculo está unido al hueso por el tendón, cuando el músculo se encoge, el tendón se estira y arrastra el hueso. Se produce así el movimiento de una parte del cuerpo.


La relajación muscular. La relajación muscular se produce cuando las fibras de actina recobran su posición.

Los músculos estriados no están, sin embargo, nunca totalmente relajados. Mantienen una contracción permanente, muy ligera, llamada tono muscular.

¿Sabías que los músculos reaccionan por sí solos ante el peligro?

La médula espinal es una importantísima "vía de comunicación" del sistema nervioso. Sale del cerebro y, a través de un orificio en el hueso occipital, entra en las vértebras cervicales y discurre después por el interior de toda la columna vertebral.

En la médula espinal, hay fibras nerviosas y células nerviosas. Cada fibra nerviosa es larga y delgada, como un hilo y comunica una célula nerviosa de la médula con otra célula nerviosa en cualquier parte del cuerpo.

La médula espinal es una prolongación del cerebro y cada una de estas fibras y células está "comunicada" con el cerebro. Pero la médula espinal toma muchas decisiones sin consultar con el cerebro. Es lo que se llama acto reflejo.


Si acercas, por ejemplo, la mano a una hoguera las células nerviosas detectoras del dolor situadas en la piel envían señales a la médula espinal a través de los nervios del brazo. Las células nerviosas encargadas del movimiento envían entonces una orden a los músculos del brazo para que se contraigan.

Es así como, en una fracción de segundo, realizas el acto reflejo de retirar la mano para no quemarte.

Músculos voluntarios y músculos involuntarios

Los músculos voluntarios son aquellos que podemos mover voluntariamente. Son músculos de fibra estriada y, si exceptuamos algunos pequeños músculos, como los orbiculares de los ojos y la boca, todos los músculos voluntarios forman parte del aparato locomotor.


El trabajo de los músculos del aparato locomotor consiste en aproximar y separar dos partes del cuerpo, a través de la contracción y de la relajación del músculo. Ello da origen al movimiento.

Como sabes, el músculo está formado por miles de fibras musculares, que contienen millares de miofibrillas, formadas por dos proteínas: actina y miosina.

Cuando llega una orden del cerebro, a través de los nervios, la actina, que es la célula del movimiento, se superpone sobre la miosina.

Al cruzarse los dos tipos de célula, se reduce la longitud del músculo y este se contrae. Así es como puedes doblar un brazo o una pierna.

Por otro lado, los músculos involuntarios no dependen de nuestra voluntad. En nuestro cuerpo hay muchos músculos involuntarios, que no están bajo nuestro control. Realizan funciones "automáticas", que son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo.

Forman parte de muchos conductos del cuerpo, como las venas, las arterias, el esófago o la faringe, y de las "paredes" de varios órganos, como el estómago.

Los músculos involuntarios son casi todos de fibra lisa, pero algunos como el corazón o los músculos de la faringe, son de fibra estriada.


Clases de músculo

Como ya sabes, el tejido muscular está formado por unos filamentos alargados, llamados fibras.

Los músculos de nuestro cuerpo son de dos clases, según el tipo de fibra: músculos de fibra estriada y músculos de fibra lisa.

Músculos de fibra estriada

  • El aparato locomotor. Los músculos del aparato locomotor, es decir, los músculos que recubren los huesos, son de fibra estriada. Son músculos robustos y potentes, formados por tres o más paquetes musculares. Se llaman músculos de fibra estriada por las estrías que cruzan las fibras del tejido muscular. Los músculos de fibra estriada que forman parte del aparato locomotor son músculos voluntarios: se contraen, es decir, se encogen cuando reciben una orden del cerebro. De músculos voluntarios y músculos involuntarios y de contracción y relajación musculares te hablaré más adelante en nuevos artículos; pero conviene que ahora lo tengas en cuenta, porque ésta es la principal diferencia entre los músculos de fibra estriada y músculos de fibra lisa.
  • El corazón. El tejido muscular del corazón tiene las fibras estriadas, como los músculos del aparato locomotor; pero está formado por un tipo de fibra especial, llamada miocardio. Aunque sus fibras son estriadas, el corazón es un músculo involuntario, es decir, no necesita de órdenes del cerebro para bombear sangre de manera incansable.

Músculos de fibra lisa

Los músculos de fibra lisa están formados por un solo paquete muscular, es decir, un solo grupo de fibras.

Forman parte de numerosos conductos del cuerpo, donde realizan funciones imprescindibles para el correcto funcionamiento del organismo.

La característica principal de los músculos de fibra lisa es que actúan "automáticamente", no depende de nosotros que funcionen o no.

Los movimientos de contracción y relajación de los músculos de fibra lisa se producen sin necesidad de que el cerebro les ordene que efectúen el movimiento. Por eso se denominan músculos involuntarios.

Éstas son las funciones de los principales músculos de fibra lisa:
  • El aparato digestivo. El músculo que forma las paredes del esófago se mueve incansable actuando como una especie de cinta transportadora de los alimentos. Las contracciones del tejido muscular del estómago mezcla los alimentos - llamados bolo alimenticio - y los hace avanzar hacia el intestino con movimientos llamados peristálticos. El músculo liso que forma las paredes del intestino reacciona automáticamente para absorber las sustancias nutritivas presentes en los alimentos.
  • La circulación sanguínea. En las venas y las arterias, las fibras musculares realizan una importante función para impulsar la sangre a través de todo el cuerpo. La contracción y la dilatación de las fibras musculares influye en la abertura interior de las venas y de las arterias y, por lo tanto, en el paso de la sangre.

Las formas de los músculos

Una vez que has visto la gran variedad de funciones que los músculos desempeñan en nuestro cuerpo, no te costará entender que tengan formas muy diferentes. Sin embargo, todos los músculos del cuerpo se pueden incluir en varios grupos muy parecidos por su forma:

  • Músculos anchos y planos. Son muy delgados y por lo general bastante grandes. Se encuentran sobre todo en el tórax y el abdomen. Su misión es proporcionar protección a órganos delicados, como el corazón y los pulmones, así como intervenir en los movimientos que hacen posible la respiración. El recto del abdomen es un músculo ancho.
  • Músculos largos o fusiformes. Son mucho más largos que anchos y gruesos. Por lo general, forman parte del aparato locomotor y se hallan sobre todo en los brazos y en las piernas. Son músculos largos el bíceps, el tríceps, el cuádriceps, etc.
  • Músculos cortos u orbiculares. Pequeños músculos que desempeñan funciones diferentes en distintas partes del cuerpo. Se encuentran sobre todo alrededor de la boca y los ojos, junto a la columna vertebral.
  • Músculos circulares. Reciben el nombre de esfínteres. Tienen forma de anillo y cierran diferentes conductos del cuerpo, como la vejiga de la orina o el orificio del ano.

¿Cómo está construido el músculo?

Tal vez estés preguntándote de qué están hechos los músculos, que intervienen en tantas funciones distintas de nuestro cuerpo.

Al igual que otras partes del cuerpo, como los huesos y los nervios, el músculo está formado por un tejido construido por células.

Si comparamos el cuerpo humano con una casa, los tejidos serían las paredes de la casa y las células, los ladrillos que se utilizan para levantar las paredes. Los "albañiles" que fabrican y colocan los ladrillos, es decir, las células musculares, son dos proteínas llamadas actina y miosina.

El tejido muscular se diferencia de otros tejidos como el tejido óseo en que tiene una forma muy alargada, que se denomina fibra.

Cada fibra muscular está envuelta en una especie de membrana muy delgada. El conjunto formado por la fibra y la membrana se llama paquete muscular primario. Varios paquetes musculares envueltos en otra membrana delgada forman un paquete muscular secundario.

Un músculo voluminoso puede estar formado por un tercer y por un cuarto paquete muscular.

Rodeando los paquetes musculares, existe una membrana de tejido conjuntivo, es decir, resistente, llamada perimisio.

En los músculos de fibra estirada, que como te explicaré en próximos artículos son los que forman el aparato locomotor, el perimisio termina en un tejido de color blanco, llamado tendón. Los tendones unen el músculo al hueso.

Los músculos: energía y movimiento

Los músculos recubren el esqueleto y, junto con los huesos y las articulaciones, hacen posible el movimiento.

El movimiento y la fuerza física son las actividades más conocidas de los músculos. Por ello, no es extraño que en cuanto se habla de músculos, pienses en la práctica de un deporte o te representes la imagen de una gran fuerza física, como pueda ser la de un levantador de pesas.

Sin embargo, los músculos no sólo desempeñan la función de recubrir nuestro esqueleto y producir el movimiento; se encuentran en todo el cuerpo y realizan muchas funciones que no están relacionadas con el aparato locomotor. También son músculos, por ejemplo, los conductos del aparato digestivo, las venas y las arterias, y el corazón.

Un ejemplo te demostrará el número de músculos diferentes que intervienen en un acto tan simple como beber un vaso de agua: los músculos del brazo acercan el vaso a la boca, y los músculos de la faringe y del esófago efectúan los movimientos necesarios para tragar el agua. Los músculos intestinales conducirán después el líquido y los músculos de la vejiga lo expulsarán.

Pero incluso cuando estamos inmóviles, como por ejemplo sentados leyendo un libro, se hace un esfuerzo muscular consistente en mantener la posición del cuerpo.

Los músculos realizan pues los movimientos que "ves", como mover una pierna o levantar un brazo pero también intervienen en los movimientos del aparato digestivo y urinario, los de la circulación de la sangre, los de la respiración, etc.

Los músculos forman parte de órganos y sistemas diferentes del cuerpo, y se encargan de producir movimiento para que estos órganos y sistemas funcionen.

Estas son algunas de las funciones principales de los músculos:
  • Los huesos. Los músculos originan el movimiento de los huesos a través de las articulaciones y hacen posible la locomoción, es decir, que nos podamos desplazar.
  • La piel. Muchos músculos se hallan unidos a la piel y a un hueso. Los de la cara se llaman músculos faciales. A ellos debemos la facultad de hacer muecas, para demostrar enfado, tristeza, alegría, etc.
  • La respiración. Los músculos del tórax y del abdomen intervienen en los movimientos de inspiración y espiración que hace posible la respiración.
  • La digestión. Los músculos del esófago, el estómago y los intestinos se contraen y se relajan para que nuestro cuerpo digiera los alimentos.
  • La circulación de la sangre. Los músculos que forman las venas y las arterias permiten que la sangre circule por todo nuestro cuerpo, impulsada por el corazón.
  • El corazón. El motor de nuestro cuerpo también es un músculo; por ello se le denomina músculo cardiaco.

Juegos de huesos y vídeos sobre el esqueleto humano

A continuación podéis entreteneros con una pequeña animación en forma de juego que desgrana el interior del cuerpo humano. Si nos concentramos en el esqueleto, al posar el ratón sobre cada uno de los huesos dibujados, la animación mostrará el nombre del hueso.


Este otro juego sobre los huesos viene en formato test, el interlocutor te va haciendo preguntas para que señales donde está cada hueso del cuerpo humano sobre un dibujo del esqueleto.


Por otro lado, existe una serie de televisión hispano-francesa titulada "Érase una vez... el cuerpo humano" que explica de forma simple y amena mediante dibujos animados temas complejos relacionados con el cuerpo humano. Aquí podéis encontrar los capítulos de "Érase una vez... el cuerpo humano" relacionados con los huesos y el esqueleto humano, en ellos se mencionan muchos de los temas ya tratados en el blog (osteoblastos, osteoclastos, calcio, sales minerales, etc.).

El Esqueleto: ficha resumen

Las funciones del esqueleto

El esqueleto es el conjunto de todos los huesos del cuerpo. Las funciones del esqueleto son:

  • Sostener y dar forma al cuerpo.
  • Proteger los órganos internos como el encéfalo y los pulmones.
  • Servir de lugar de anclaje a los músculos. De este modo, cuando los músculos se mueven, tiran de los huesos a los que están unidos y podemos realizar todo tipo de movimientos: correr, saltar, masticar...

Los componentes del esqueleto

El esqueleto está formado por los huesos y los cartílagos.
  • Los huesos están formados por un tejido vivo muy duro que contiene sustancias inorgánicas (sales minerales de calcio y fósforo) a las que se debe la dureza de los huesos. Los huesos tienen diferentes formas y tamaños. hay huesos planos (parietales), grandes (escápula), pequeños (falanges), largos (fémur) y cortos (vértebras).
  • Los cartílagos están formados por un tejido más blando que los huesos, flexible y resistente. Los cartílagos se situan, por ejemplo, en los extremos de los huesos largos, en las costillas y en el esternón. También están formados por cartílagos el pabellón de la oreja y parte de la nariz.
Durante el crecimiento, nuestro esqueleto sufre diversas modificaciones, como el aumento del tamaño de los huesos y la sustitución de algunos cartílagos por tejido óseo.


Las articulaciones

Una articulación es la unión de dos huesos. Hay dos tipos de articulaciones: articulaciones fijas y articulaciones móviles.
  • Las articulaciones fijas no permiten realizar movimientos a los huesos que las forman. Son articulaciones fijas las uniones de los huesos del cráneo.
  • Las articulaciones móviles permiten realizar movimientos a los huesos que las forman. Algunas permiten muchos movimientos, como la articulación del hombro, y otras permiten pocos movimientos, como las articulaciones de las falanges.
Sin articulaciones, nuestro esqueleto sería rígido y no podríamos realizar movimientos.

Fracturas de cráneo, columna vertebral y de las costillas

Las fracturas de cráneo suelen ir acompañadas de pérdida de conocimiento. Pero siempre que una persona reciba un golpe fuerte en la cabeza, aunque no pierda el conocimiento, debe ser trasladada con urgencia a un hospital.

Las fracturas de la columna vertebral pueden dañar la médula espinal y provocar una parálisis. El traslado del herido es por ello muy urgente, pero debe realizarse con mucho cuidado, procurando no moverle la cabeza ni sentarlo.

Las fracturas de costillas pueden muy graves. Por ejemplo, en los accidentes de tráfico, puede correrse el riesgo de que la costilla o las costillas rotas dañen el pulmón. Por ello, es importantísimo ponerse el cinturón de seguridad. Dicho esto, la mayoría de las fracturas de costilla no tienen excesiva gravedad, aunque son dolorosas e impiden respirar a fondo a causa del dolor.

Fracturas en brazos y piernas

Los huesos de los brazos y las piernas pueden fracturarse a consecuencia de un golpe o por una torcedura brusca. Estas lesiones producen un dolor muy intenso. El brazo o la pierna pueden quedar torcidos en relación con otro miembro e incluso, a veces, puede oírse el crujido del hueso roto.

También puede notarse una hinchazón en la piel, producida por un hematoma, que es una acumulación de sangre en la zona de la fractura.

¿Cómo son los primeros auxilios relacionados con las fracturas? Sólo un médico o socorrista están capacitados para atender una fractura. Pero ¿qué debe hacerse entretanto para atender al herido?

Primero, evitar que el herido se mueva; inmovilizar después el brazo o la pierna en la posición en que se encuentran y, por último, hacer un entablillado o un cabestrillo.

El entablillado. Con el entablillado se evita que la fractura se agrave y que el brazo o la pierna se muevan, con lo que disminuye el dolor. La tablilla puede hacerse con un periódico, una revista, una madera, etc. y sujetarse con cuerdas, un pañuelo, un cinturón, etc. Debe tener la longitud suficiente para abarcar el hueso roto y las articulaciones cercanas.

El cabestrillo. En las fracturas del hombro, brazo y codo, se hace un cabestrillo. Puede improvisarse con un pañuelo grande; se sujeta el brazo con el pañuelo doblado y luego se ata el pañuelo al cuello o al hombro del herido.

Clases de fracturas

No todas las fracturas tienen la misma gravedad. De menor a mayor gravedad las fracturas pueden ser:

Fractura incompleta. El hueso no está completamente roto; se halla abierto por uno de los lados, pero en el otro lado existe todavía tejido óseo.

Fractura completa. El hueso está totalmente seccionado.

Fractura cerrada. No se ha producido herida externa, es decir, no hay herida en la piel.

Fractura abierta. El hueso está totalmente roto y además uno de los fragmentos ha rasgado los tejidos cercanos y ha abierto una herida en la piel. Es la fractura más grave, porque se corre el peligro de que produzca una infección.

Más vale prevenir que curar las fracturas

Los huesos se unen unos a otros para formar un sólido esqueleto que protege órganos delicados de nuestro cuerpo y sostiene gran parte del peso corporal. Por eso son resistentes.

Pero el esqueleto ha de ser también flexible para que nuestro cuerpo pueda efectuar una amplia variedad de movimientos. Por ello, el grosor del hueso no llega a ser excesivo.

Los huesos son pues duros y resistentes, pero también son frágiles; y con mucha más frecuencia de la que crees, se pueden romper. La rotura de un hueso se llama fractura.

¿Qué puede hacerse para prevenir las fracturas? Desde luego no sería una norma de prevención de las fracturas aconsejarte que evites correr, saltar, jugar con tus amigos o practicar deportes. Tu esqueleto está preparado para que realices todas esas actividades, sin que, por regla general, haya que temer ninguna fractura.

Sin embargo, tu esqueleto te agradecerá que "colabores" con él y evites, en lo posible, los movimientos bruscos y violentos.

Un ejercicio en apariencia tan simple como, por ejemplo, saltar desde una pequeña altura puede causarte una fractura en las vértebras de la columna, si caes sobre los talones. Ten siempre presente que, al saltar, debes flexionar las piernas y caer sobre la punta de los pies.

¿Sabías que el hueso tiene su propio sistema para reparar las fracturas?

La asistencia médica que recibe una persona que ha sufrido una fractura consiste fundamentalmente en inmovilizar el hueso roto enyesando el miembro fracturado durante un periodo de tiempo más o menos largo.

En la mayoría de las fracturas, son suficientes el yeso y el reposo, porque la verdadera "reparación" de la fractura la lleva a cabo el mismo hueso.

En el lugar del hueso donde se ha producido la fractura, se forma un coágulo de sangre, que posteriormente se regenera con células y vsasos sanguíneos nuevos.

Estos vasos transportan a la zona de la fractura nutrientes y glóbulos blancos. Estimulados por el aporte extra de oxígeno, los osteoblastos, las células "constructoras de hueso", comienzan a producir tejido óseo esponjoso, que finalmente se solidifica y se convierte en hueso, reconstruyendo los fragmentos del hueso fracturado.


Los huesos de las extremidades

Podemos dividir las extremidades en dos grupos: extremidades superiores y extremidades inferiores.

Veamos primero las extremidades superiores. En el brazo, hay sólo un hueso. Es un hueso largo, llamado húmero, que por la parte superior se articula con el omóplato en el hombro y por la parte inferior con el cúbito, uno de los huesos del antebrazo.

La unión del húmero con el cúbito en la articulación del codo permite realizar los movimientos de flexión y extensión del antebrazo.

El otro hueso del antebrazo es el radio. Más corto que el cúbito, estos dos huesos están dispuestos de tal forma que se cruzan uno con otro, haciendo una "x" para permitir el giro de la muñeca.

En la muñeca, la mano y los dedos, tenemos numerosos huesos de pequeño tamaño, que se llaman carpianos, metacarpianos y falanges.


Veamos ahora las extremidades inferiores. El primer hueso de la extremidad inferior es el fémur, el hueso más largo del cuerpo. Está situado en el muslo y es un hueso muy resistente, grueso y robusto, que se articula con la tibia y el peroné, los huesos de la pierna.
En la articulación de la rodilla, entre el muslo y la pierna, se halla la rótula. Es un hueso corto y redondeado, recubierto por potentes músculos que permiten la flexión y la extensión de la pierna.

El hueso de mayor tamaño del pie es el calcáneo, que forma el talón.