Se dice que el pulgar es oponible porque puede trabajar en una dirección opuesta a la de los otros cuatro dedos.
Se trata de una habilidad que adquirieron los homínidos, nuestros primeros antepasados.
Hace millones de años, algunos primates o monos dejaron de caminar sobre las cuatro patas y empezaron a desplazarse colgándose de las ramas de los árboles.
Cuando el antepasado del hombre comenzó a adoptar la postura erecta, empezó a utilizar las manos para coger alimentos o piedras. El pulgar se hizo entonces más corto y se desarrollo como un dedo oponible, para permitir la acción de pinza de los dedos.
La articulación que permite que el pulgar trabaje en una dirección opuesta a los otros dedos está situada en la base del pulgar, entre un hueso de la muñeca, llamado trapecio, y el primer hueso de la mano.