Cuando has ido al médico, éste te ha pedido que cruzaras una pierna sobre otra. Tú has obedecido, confiado; pero has sentido deseos de salir corriendo cuando el médico se ha acercado con un pequeño martillo de goma en la mano.
Luego has comprobado que no tenías nada de que temer porque el médico se ha limitado a darte unos golpecitos con el martillo de goma en la rodilla.
Sabes, sin embargo, ¿para qué se hace esto?
Al golpear con un martillo de goma o con el canto de una mano en los tendones o en un músculo, se produce un estiramiento brusco del músculo. Es lo que se llama contracción refleja.
Para provocar este reflejo, no es necesaria la intervención del cerebro. La orden va directamente desde la médula espinal al tendón y de éste al músculo.
La comprobación de los reflejos musculares es muy útil para determinar el estado del sistema nervioso. Si éste sufre alguna alteración, la contracción del músculo puede disminuir o incluso quedar anulada.