Para que se construya y fortalezca el esqueleto que sostiene tu cuerpo y protege los órganos más importantes de tu organismo, es preciso que los huesos reciban una alimentación suficiente.
La alimentación básica del hueso son las vitaminas, sustancias existentes en algunos alimentos que también son imprescindibles para el normal desarrollo de otras partes de tu organismo.
Como sabes, existen distintos tipos de vitaminas, cuyo nombre es una simple letra: vitamina A, vitamina C, vitamina D, etc.
El desarrollo y fortalecimiento del hueso depende de la vitamina D y sobre todo de la vidamina D2 o calciferol.
La misión del calciferol es regular la absorción a través del intestino del calcio y el fósforo que precisan los huesos.
Nuestro organismo también obtiene vitamina D a través de la acción que los rayos ultravioleta del sol realizan en la piel.
Por este motivo, en los países soleados son poco habituales los casos de raquitismo, que es la enfermedad provocada por la carencia de vitamina D.
El raquitismo afecta sobre todo a los niños y consiste en la descalcificación progresiva del esqueleto.
En las personas adultas, la carencia de vitamina D produce osteomalacia o reblandecimiento de los huesos.